The Legend of Altazar

Un resumen de "La Leyenda de Altazar" por Solara.

Registración de autor 1987 por Solara. Todos los derechos reservados.

Traduccion por Alicia Demare

 

Cuando Solana hubo soplado su trompeta de concha de caracol marino en el Templo de TI-WA-KU, no tenía idea de lo que eso podía producir. Ese momento había estado cargado de tanto peligro, que él simplemente siguió el mensaje de su voz interior para sonar la concha. Él había visto la degradación final de Altazar con una incredulidad indiferente, esperando que, dejando que el drama transcurriera sin intervención, serviría para liberar a Altazar. Desafortunadamente no fue así, o así él lo pensó. Para cuando la concha respondió a su soplido con su larga llamada profunda, todo había desaparecido de la vista.

Solana se encontró a si mismo parado solo, ileso, en lo alto de la montaña. Él no sabía donde estaba ni cómo había llegado allí. Lejos en la distancia podía ver un parche de agua azul ondulante y supuso que era, probablemente parte del lago Ti-Tika. Ahora estaba por sobre la línea de árboles y la extremadamente alta altitud le daba al aire una claridad cristalina que lo cargaba con fuerza vital o "prana-chita". Él podía ver pequeños diamantes danzando en la atmósfera que lo rodeaba. Dondequiera que estuviese, él no lo sabía pero estaba maravillado.

Solana permanecíó de cara al Sol y levantó sus brazos, recitando gratamente la Antigua plegaria a AN:

Reverencia a ti, Oh AN de ANTES!
Tú eres el Ojo del Uno,
La luz en la oscuridad,
La oscuridad dentro de la luz.

Concédeme, Oh poderoso AN
Que yo pueda caminar por un sendero de paz,
Que yo pueda abarcar la totalidad,
Porque soy justo y verdadero.

Cuando hubo terminado, Solana se sentó, arregló los pliegues de su poncho a su alrededor y comenzó a meditar.

Luego de algún tiempo, se dio cuenta del sonido de tintineantes campanitas que se acercaban a él. Abriendo sus ojos, Solana vio a un hombre viniendo hacia él portando un gorro dorado adornado con un Sol de oro y una Luna de los que colgaban algunas pequeñas campanitas doradas. El extraño tenía una cara de inmensa nobleza y se movía con cierto esplendor real. Era alto, con negro cabello suelto y una cara extremadamente bella. Sus fuertes ojos negros eran profundos y amables. Usaba sobre su cuerpo esbelto una túnica corta tejida con fina lana de alpaca. Y lo más notable en sus orejas eran las enormes orejeras doradas labradas como discos brillantes de Sol.

El extraño hizo una reverencia y luego levantó sus brazos hacia el sol. "Solana, te damos la bienvenida al Reino de An”, anunció orgullosamente. "Mi nombre es Aka-Capac. Ven conmigo y te conduciré hacia allí."

Solana sonrió ampliamente, primero con alivio ante esta declaración, luego con la gran dicha de la esperanza. Había encontrado el Reino de AN! Poniéndose de pie, estrechó la mano de Aka-Capac firmemente. "Gracias por encontrarme. Por favor, indícame el camino y yo te seguiré!"

Aka-Capac lo miró con comprensión y calidez; entonces él también sonrió jocosamente y asintió con la cabeza. "Ven hermano, tú has pasado por mucho hoy. Pronto encontrarás paz."

Él se dirigió camino abajo por el costado de la montaña siguiendo un pequeño pero bien mantenido sendero. Lentamente ellos elegían el camino por las cuestas empinadas zigzagueando de un lado al otro por la cara de la montaña. Lejos abajo, Solana podía ver un río serpenteando en su camino a través de un verde valle fértil.

"Es ese el Reino de AN?" preguntó.

Aka-Capac respondió, "Indudablemente es AN, así es y aquí estamos.” Él hizo un gesto hacia las montañas y el cielo alrededor de ellos.

Luego de algún tiempo, descendieron al fondo del valle y caminaron a lo largo de las orillas del río por algunas millas. Pronto el sonido de una música lejana podía oírse. . . como una ráfaga de brisa fresca. Entonces, a medida que se acercaban, desde un pico cercano podía escucharse el largo retumbar bajo de un cuerno que hacía eco a través del valle. Luego otro cuerno parecía responder desde otra lejana montaña diferente.

"Ellos anuncian nuestra llegada ahora," Aka-Capac explicó.

Solana sintió una profunda sensación de excitación surgir dentro de él. Pronto ellos pasaron a través de dos enormes piedras que marcaban la entrada al valle oculto de Ani. Varios hombres que tenían un fuerte parecido familiar a Aka-Capac hacían guardia y les saludaban mientras ellos se acercaban. Aka-Capac se volvió hacia Solana y le susurró, "Ahora haz sonar tu concha de caracol una vez más y envía tus saludos a AN."

Solana se irguió derecho y con gran seriedad y respeto puso la concha de caracol en sus labios y sopló. El sonido voló rápidamente en el viento como una flecha dorada. Luego se pudieron oír los ecos—ecos—ecos respondiendo y rebotando de montaña en montaña hasta que se desvanecieron suavemente a lo lejos.

Aka-Capac le sonrió, "Bien hecho, hermano. Bienvenido a casa, Solana. Realmente es un honor que estés aquí."

Mientras caminaban con pasos enérgicos, Solana vio casas de piedra con techos de paja aquí y allá. Y había gente! Hermosos, saludables hombres, mujeres y niños que saludaban con sus manos y les sonreían cuando ellos pasaban.

Se escuchaban susurros excitantes, "Mira, allí está Solana. Él ha venido. Solana ha venido a casa!" Por todos lados había una atmósfera de amor y amistad.

Frente a ellos se elevaba una gran pirámide de escalones hecha con ladrillos de barro cocidos al sol y piedras. "Esta es la Pirámide de Anani," le dijo Aka-Capac. "Nuestros Ancestros nos esperan aquí. Estás listo para saludarlos?" preguntó.

"Sí," respondió humildemente Solana. Sintió que su corazón iba a estallar de pura dicha y euforia en cualquier momento. "AN es exactamente como yo siempre imaginé que fuera," le explicó a Aka-Capac. "Es tan perfectamente familiar todo aquí."

"Es simplemente porque este es el hogar de tu verdadero linaje. Es la forma para aquellos de nosotros que retornamos aquí por primera vez. Todos nosotros hemos soñado con este lugar, pero nunca era certero si An existía o no en el plano físico," dijo Aka-Capac.

Ahora ellos habían llegado a la base de la Pirámide de Anani y comenzaron a ascender las interminables escaleras que subían por el frente hasta que alcanzaron lo que debía ser el cuarto nivel.

Entrando a través de una puerta angular inclinada, ellos se encontraron en una gran habitación cuadrada. Sentados sobre sillas exquisitamente talladas en oro y plata, había una mujer y un hombre quienes eran los seres más fascinantes que Solana hubiera visto jamás. Vestidos simplemente con túnicas blancas, ellos eran viejos, increíblemente viejos, pero resplandecían con la radiante belleza de sus brillantes, trascendentes Esencias. Ellos emanaban Perfecto Amor y Purísima Sabiduría.

Solana tuvo la fuerte sensación de que él los conocía a ambos realmente muy bien. Experimentó una sensación abrumadora de nostalgia suspendida en el borde de un completo recuerdo.

"Solana, eres tú?" preguntó el hombre con una voz que contenía la mayor autoridad.

"Sí, Tayta . . . Padre, Padre del Sol," respondió Solana sumamente emocionado mientras el hombre le tocaba sobre su corazón.

"Solana, hijo mío, estamos complacidos de darte la bienvenida a tu hogar en el Reino de AN," dijo el Padre-Sol.

La mujer de pie esperó pacientemente para saludar a Solana. Su cabello blanco níveo estaba echado hacia atrás y trenzado en un rodete flojo. Su cara, aunque muy arrugada por la edad, brillaba con una graciosa belleza. Tomando a Solana en sus brazos al fin, ella lo sostuvo muy cerca y susurró, "Oh Solana, te damos la bienvenida a AN. Hemos esperado este día largamente, observándote como llegabas más cerca a veces. Nunca hemos dudado que encontrarías tu camino hacia aquí” ella dijo quedamente con profunda emoción.

"Mamay, Madre de la Luna . . . oh Mamaki!" Solana respondió con gentil ternura, sin preguntarse como él los reconocía o sabía sus nombres, o por qué se atrevía a dirigirse a ellos tan familiarmente.

"Ustedes dos deben estar cansados y hambrientos de sus largos viajes, verdad?" ella preguntó. Volviéndose hacia uno de sus sirvientes, indicó que comida debía ser traída para Solana y Aka-Capac. Ellos fueron guiados hacia una alcoba donde se sentaron confortablemente en el piso sobre grandes almohadones tejidos. Allí les fueron servidos la más maravillosa comida y bebida que hicieron que Solana se sintiese renovado y fresco.

Luego que ellos hubieran comido hasta saciarse, el Padre-Sol preguntó, "Pero qué le ha sucedido a Altazar? No tenía que viajar hasta aquí con ustedes?"

La cara brillante de se nubló con tristeza al recordar a su querido amigo. "Esa es una historia muy triste. Me temo que lo hemos perdido. En nuestro camino hacia acá, fuimos capturados y llevados al Templo de TI-WA-KU. Allí él sufrió un encantamiento que le hizo Mu'Ra de los que tienen cuatro dedos. Yo no pude traerlo conmigo. Mu'Ra tampoco me permitía partir. Finalmente ella ordenó a Altazar apuñalarme con su daga de plata. Él estaba casi matándome cuando una voz en mi interior me indicó soplar la concha de caracol." Solana señaló la concha que colgaba de una cinta alrededor de su cuello. "Me pregunto si no hay alguna manera de apurarnos y rescatarlo de esa hechicera demente?" imploró.

"Solana, mi querido," la Madre-Luna respondió firmemente con su sabiduría de ver más allá, "no podemos interferir en los asuntos de TI-WA-KU, ni ellos pueden interferir en los nuestros. En los tiempos lejanos hace mucho, estaba poblado por muchos cuatro-dedos, seres estelares, muchos de los cuales eran originarios del Sistema de Sirio. Ellos fueron algunos de los primitivos colonizadores del planeta. TI-WA-KU funcionaba entonces como un importante centro de iniciación y enseñanza para la humanidad."

"Nuestras antiguas leyendas cuentan que en el comienzo de este ciclo de la tierra había una cueva sagrada con cuatro aberturas. Esta cueva estaba ubicada no lejos de las orillas del Lago Ti-Tika. Desde cada una de estas aberturas emergían un hombre y una mujer que eran hermano y hermana pero también esposo y esposa. Estos cuatro hermanos se llamaban Ra'Mu, Me'Ru, Ma'Nu, y Ra'Ma. La hermana de la pareja conocida como Ra'Mu era la original Mu'Ra."

Ella continuó, "Muchos de los ancestros de numerosos grupos tribales y reinos fueron engendrados por esos seres en TI-WA-KU desde universos distantes. Tú no sabes que ellos fueron los padres primitivos de nuestro propio pueblo en Rapan-Nui y Lemuria? Nosotros mismos llevamos su sangre en nuestro linaje. De todas maneras TI-WA-KU siempre será un ancestral santuario sagrado para nosotros sin importar quien viva allí. Los seres estelares que habitaron ese lugar eran altamente evolucionados y vinieron a este planeta a servir a la humanidad. Muchas cosas útiles fueron presentadas a la gente por ellos: métodos de agricultura, cosmología, tejidos, procesos telepáticos, conocimientos sagrados de los metales y cristales, enseñanza sobre hierbas y poderes de las piedras. . . maravillosas cosas tan numerosas para mencionar que fueron de gran beneficio para el planeta."

"Qué sucedió con los habitantes originales de TI-WA-KU?" preguntó Solana con gran fascinación.

"El ciclo de su tarea aquí simplemente se completó," respondió el Padre-Sol. "Por lo tanto ellos partieron de este planeta y retornaron a los sistemas galácticos de los que eran originarios."

"Todos salvo una," Aka-Capac agregó con su profunda voz. "A la hechicera Mu'Ra no se le permitió volver con los otros porque sus energías se habían vuelto demasiado venenosas en contacto con la densidad del campo magnético de la Tierra."

"Comprende, Solana," continuó la Madre-Luna con toda erudición, "lo que ocurrió fue que esa mujer Mu'Ra permitió que su escudo áurico fuese penetrado en contacto con demasiados hombres de la Tierra quienes tenían una frecuencia energética más baja que los seres estelares. Esto, a su vez la degradó hasta que no tuvo ya la impecable integridad y control que son requisitos absolutos para ser un canal puro de las energías dimensional más altas. Mu'Ra no podía ya manejarlas en la forma correcta así que ella se volvió más y más hacia la magia y la manipulación como una salida para liberar las frecuencias inmensamente poderosas a las que estaba acostumbrada."

"Por eso sus energías se distorsionaron cada vez más," explicó Aka-Capac.

"Por qué eso no les sucedió a las otras como ella también?" Solana preguntó.

Madre-Luna explicó, "Aunque no es dañino para un ser estelar masculino plantar su semilla estelar en una mujer de la Tierra, es completamente diferente cuando la situación es inversa. Las mujeres cuatro-dedos estaban informadas de los peligros que corrían sus campos energéticos cuando ellas se involucraban sexualmente con un hombre de la Tierra. Las otras mujeres siguieron estos lineamientos, Mu'Ra no lo hizo. Ella los transgredió tanto al grado de haber dado a luz varios niños de diferentes hombres humanos. Esto definitivamente causó un severo desorden en sus polaridades dimensionales." (Las insólitas historias de los niños de Mu'Ra serían un relato fascinante en sí mismo, si el ermitaño tuviese el tiempo para recordar.)

"Lo que yo aún no entiendo es ésto," se interpuso Solana. "Si en AN se sabe todo esto, por qué ustedes no hacen nada al respecto?"

El Padre-Sol habló ahora con serena autoridad. "Porque, Solana, AN mantiene un antiguo pacto de confianza con TI-WA-KU el cual presupone ninguna interferencia y respeto mutuo. Por lo tanto, está fuera de nuestra esfera de influencia interceder; aún cuando lamentablemente, se haya transformado en un foco de patrones de energías negativas."

"Discúlpame por preguntar tanto," se disculpó Solana, "No es mi intención faltarte el respeto, solo hablo desde mi gran preocupación por Altazar. No me agradó dejarlo allí tan desprotegido."

Madre-Luna le miró con amorosa compasión. "Entendemos eso, querido. Sólo hay una cosa que podemos hacer que deje en paz a tu corazón. Hay una mujer que vive a una noche de viaje desde aquí. Ella es una ermitaña reconocida por ver todo. A menudo ella no da la bienvenida a los extranjeros, pero sé que te reconocerá. Ella podrá decirte sobre el destino de Altazar. Es un viaje difícil para verla; el sendero es secreto y pocos lo han pisado hasta llegar al fin. La ermitaña es feliz pasando tanto tiempo como sea posible en la privacidad de su silencio. Si estuviese más accesible, estaría abrumada de visitantes sin tiempo privado para explorar las Crónicas Akashicas."

"Tendrás que esperar hasta que la Luna esté en su fase de plenilunio, porque ese es el único tiempo en que el sendero se revela, " explicó Padre-Sol. "Hasta entonces Solana, tenemos mucho que queremos compartir aquí contigo."

Así fue que, Solana, Sacerdote de Rapan-Nui, entró al oculto Reino de AN y recibió una gran bienvenida allí. Y de esta manera él reconoció estar en su verdadero hogar. Él nunca antes había experimentado tan pacífica plenitud.

Durante este tiempo se abrieron para él muchas puertas a los Misterios. Fue iniciado en los Templos del Sol y de la Luna, en la estrella del alba llamada Chas'ka Collya, también en el Arcoiris e Illapa el del Trueno y el Relámpago. En cada templo que él entraba era un paso más hacia el despertar de su profundo conocimiento. Así él alcanzó una total madurez tanto como hombre y como Dios.

Al pasar del tiempo, la Luna se acercó a su plenilunio y Solana esperó hasta la noche cuando pudo comenzar su solitario viaje para visitar a la ermitaña. Conociendo totalmente bien su inminente llegada, me preparé para recibirlo.

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